Aveces te guardo en un rincón de mis ojos
mientras la luna de abril va menguando su sonrisa,
en una noche tan llena de dudas como estrellas,
en una nube tan barda como tus manos.
A veces te guardo en una esquina de mi nombre,
para evocarte en los teatros de mis memorias...
A veces te guardo
sin temores sobre mi lengua
que rebosa tempestades,
sobre la ciénaga triste de mis manos...
A veces te guardo
sin el permiso de la noche
sobre la repisa de mis quebrantos
y bajo la llaga de mis dudas.
Sin embargo
tu pasado hace de mis historias
un ambiguo dilema
entre mi mente y la carne.
Anthony Molina copyright © 2012
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